domingo, 18 de febrero de 2007

Pedagogia de la Autonomia de Paulo Freire (Texto Paralelo)

El propósito de este blog, es dar a conocer tanto al Docente como a los compañeros diodoscentes, de la UPN, la reflexión sobre la práctica educativa, preocupación que debemos tener los educadores y educadoras en nuestro quehacer diario.
Paulo Freire
Educador de Brasil, empezó a alfabetizar en la zona norte del país, principalmente en las zonas marginadas, personas quienes no tenían derecho a votar y que, por supuesto, vemos que la educación está ligada a la política, piensa que Leer significa tener conciencia y conocer al mundo mediante un método de alfabetización de la palabra generadora. Así, logra cambiar la vida de muchas personas y por supuesto la nuestra.

Los temas de dividen en:
  1. Introducción.
  2. No hay docencia sin discencia.
  3. Enseñar exige algegria y esperanza.

INTRODUCCIÓN:

La gran preocupación de Paulo Freire, es sin duda, el cambio que debe existir en la práctica educativa, el cual solo se logrará a través de un giro que se de en esta actividad, lo que redundará en beneficio del discente.

Freire nos habla de “los condenados de la Tierra” los que él llama los excluidos, ya que son personas marginadas en todos los sentidos, es responsabilidad nuestra enseñarles a defender sus derechos.
Como docentes debemos considerar al educando como sujeto y no como objeto, ya que nos convertimos en manipulantes de los educandos.

Una de los principios básicos en nuestra transformación consiste en que la alfabetización debe ser humanista la cual consiste en concienciar al educando, pero esto, se logra empezando por uno mismo, observando una unidad dialéctica de la moralidad en el entorno de la práctica.
Freire también nos dice, que a lo que no podemos escapar los educadores y educadoras es a la rigurosidad ÉTICA[1], esto es que de acuerdo a nuestra práctica educativa debemos innovar, debemos dejar atrás aquellos modelos tradicionales y que es preciso estar abiertos a un cambio, pero siempre a favor de los “condenados de la tierra”.

Lo cual lograremos a través de la aplicación del “valor humano” en nuestra práctica diaria sin medir razas, clases sociales, religiones, culturas, etc.

La eticidad consiste en que debemos ser coherentes, rectos, íntegros y sobre todo que si tenemos algún problema personal, sepamos manejarlo y no llevarlo al aula.
Nuestra tarea como docentes es la de difundir y sobre todo aplicar estos principios básicos que nos darán un cambio, sí, un cambio que modifique nuestras vidas y la de las generaciones venideras.

Una de nuestras principales tareas es propiciar que las personas reflexionen en la problemática que estamos viviendo actualmente; Dentro de un mundo donde existe una globalización, un neoliberalismo, un capitalismo puro; y que nos manipulan y dirigen la educación hacia su conveniencia.

Es por eso que nosotros como docentes y una vez que ya nos apropiamos de esta corriente, debemos concienciar a los educandos para que sepan que siempre hay algo más por aprender y que eso nos puede dar una nueva perspectiva de lo que sucede en nuestro entorno, desde el más próximo hasta el mundo entero.

[1] Eticidad o (Deodontología) es el primer elemento fundamental de la práctica educativa con personas jóvenes y adultas.

NO HAY DOCENCIA SIN DISCENCIA
“Para ser un “acto de conocimiento o de construcción de conocimiento, se requiere tanto de docentes como de discentes con una relación de auténtico diálogo. El verdadero diálogo reúne a los sujetos en torno al conocimiento de un objeto cognoscible, que actúa como mediador entre ellos”. Todo hecho de conocimiento es un proceso educativo, en la perspectiva Freiriana, poder entender tanto el objeto y al sujeto, como la comprensión que de ellos se tenga”.

Nuestro rol como docentes, no consiste en acercarse con teorías que expliquen a priori lo que está sucediendo. El acto de conocimiento implica para Freire “un movimiento dialéctico que pasa de la acción a la reflexión y de la reflexión de la acción a una nueva acción.” Reconoce también la unidad que existe entre la subjetividad y la objetividad. La realidad jamás consiste únicamente en datos objetivos, del hecho concreto, sino también en esas percepciones que los hombres tienen.

Otra interrelación que establece en las acciones de conocimiento es la de los contextos, señalando la existencia de dos contextos interrelacionados: el del diálogo auténtico entre educador y educando como sujetos de conocimiento y el contexto real de los hechos concretos, la realidad social en la que los sujetos existen.
[2]

Una serie de preguntas que Freire lanza y que los docentes deberíamos responder para identificar cuales son las posiciones que condicionan los “actos de conocimiento” son:
  • ¿Cuáles son nuestras concepciones en teoría del conocimiento?
  • ¿Cómo abordamos el objeto de conocimiento?
  • ¿Lo poseemos?
  • ¿Lo llevamos en el portafolios para distribuirlo entre nuestros discentes?
  • ¿Utilizamos este objeto de conocimiento para alimentar a los discentes o para estimularlos a conocer?
  • ¿Los estimulamos a asumir el rol de sujetos o de receptores pasivos de nuestro conocimiento?

Estos son solo algunos de los rasgos o claves de la propuesta ética y educativa de Freire, que de alguna manera nos muestran que las construcciones pedagógicas no pasan por la estructuración de regímenes de verdad, sino por el contrario, por interacciones, interlocuciones y articulaciones entre diferentes perspectivas, disciplinas y saberes, en un contexto histórico y cultural particular.

Nosotros como docentes nos debemos vacunar o inmunizar contra la mediocridad no debemos caer en la diletancia ya que la eticidad debe ser la columna vertebral de nuestra practica educativa además nos da la oportunidad de vivir, de disfrutar.

El aprendizaje significativo es introducir el conocimiento en el alma llegar a lo privado, a lo interno de cada quien, para así lograr que ese aprendizaje sea útil y que sirva de algo en el aquí, ahora, allá y entonces.

El tribalismo pedagógico, se caracteriza por una sociabilización empática, donde se comparten emociones y afectos y trae como consecuencia un aprendizaje significativo y se encuentra en las “emociones”.

El reto de nosotros como docentes consiste en cómo llegar a un aprendizaje significativo con nuestros discentes a través de las emociones. Debemos lograr un aprendizaje emocional y emocionante lo cual llega a traducirse en un aprendizaje significativo.

Un ser humano sin capacidad para emocionar y emocionarse “no puede educar”.

La reflexión en nuestra práctica educativa es un elemento fundamental, encontrar la esencia del amor [3] en la práctica educativa ya que no es lo mismo decir “mi práctica educativa” que “mi quehacer docente”, este último término es mucha más profundo.

Lo que guía la conducta humana son las emociones o confianzas básicas. Cuando se coordinan las emociones se coordinan las conductas relacionales.

Desde esta perspectiva se puede dividir la era de la humanidad en tres.

  1. Era de la colaboración y de la honestidad.
  2. Era de la apropiación y de la dominación.
  3. Actualmente en la posibilidad de pasar a la era de la honestidad y de la colaboración, los valores de la educación tienen mucho que ver en esto.


[2] Freire P. “La naturaleza política de la educación”


[3] Amor es el segundo elemento fundamental de la práctica educativa con personas jóvenes y adultas.


ENSEÑAR EXIGE ALEGRÍA Y ESPERANZA


Para Freire “la verdadera realidad no es la que es, sino la que puja por ser”. Es realidad que es esperanza de sí misma. Y dice: “en estos momentos históricos, como en el que vivimos hoy en el país y fuera de él, es la realidad misma que grita(…) cómo hacer concreto lo inédito viable que nos exige que luchemos por él” [4]

El realismo esperanzado es un “imperativo existencial e histórico” necesario, pero no suficiente. La esperanza sola no transforma el mundo, pero no es posible prescindir de ella si se quiere cambiarlo. “Necesitamos la esperanza crítica, como un pez necesita el agua pura”.

Sin esperanza no podemos ni siguiera empezar procesos transformadores, pero sin procesos la esperanza se corrompe y se convierte en “trágica desesperación”, y desesperanza es lo mismo que quietud, inmovilismo.
El proyecto de la esperanza es para Freire el cambio radical de la historia. Es eso que se quiere que exista y que se percibe cargado de posibilidades de ser, pero tenemos que hacerlo, que “lucharlo”, o no vendrá en la forma como lo queremos.

La esperanza necesita de la práctica, de la acción para no quedar en un simple deseo. La esperanza necesita hechos para convertirse en realidad histórica.

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